El jugador de San Lorenzo que marcó en el Bolivia - Argentina del escándalo

El equipo de Lionel Scaloni enfrentará a Bolivia en la temible altura de La Paz a partir de las 17 por la segunda fecha de las eliminatorias rumbo a la copa del mundo. Cuando uno piensa en los últimos enfrentamientos en los 3600 metros sobre el nivel del mar de la capital del país vecino, el primer encuentro que salta a la mente es el 6-1 sufrido en 2009, pero en 1997 se vivió un verdadero escándalo que tuvo como protagonista a un jugador de San Lorenzo.

https://www.youtube.com/watch?v=9Cvt_SyK_pI

El 2 de abril de 1997, en la búsqueda del pasaje a la copa del mundo de Francia 1998, la Selección Argentina comandada por Daniel Passarella visitó a Bolivia en un partido que ya venía con ánimos caldeados desde la previa, cuando El Kaiser pidió prohibir jugar en la ciudad de La Paz y catalogó los 3600 metros sobre el nivel del mar de “inhumanos”.

El partido inició, la selección del altiplano se puso en ventaja gracias a un gol de Marco Sandy a los 7 minutos del primer tiempo, que además de abrir el marcador terminó con la nariz de Hernán Díaz rota, en lo que fue el primer problema de la tarde. A los 43 minutos del primer tiempo, Néstor Gorosito aprovechó un penal y puso la igualdad. Bolivia puso cifras definitivas a los 10 del complemento, cuando Fernando Ochoaizpur aprovechó un rebote facilitado por Nacho González.

Si bien el equipo de Passarella no se dio por vencido, la altura hizo su papel y el entorno, más hostil que de costumbre, se encargó del resto. Al malestar por la rotura de la nariz del defensor argentino, se sumaron las expulsiones de Vivas y Zapata; todo lo demás es historia conocida y lamentable: el último expulsado, antes de abandonar el campo de juego, se peleó con un rival y se desató una verdadera batalla campal de la que participaron jugadores, asistentes y efectivos de la policía.

Julio Cruz, uno de los más damnificados en esa gresca, se retiró con un corte en el pómulo opuesto al que había sido golpeado, la selección terminó con 9 y con Alejandro Sabella, por entonces ayudante de Passarella, como entrenador, ya que El Kaiser junto a Diego Cagna y un asistente tuvieron que llevar al malherido Jardinero al vestuario.