Hijos nuestros morirán

Se festejó, ¡y cómo! No es para menos. Un poco de felicidad en épocas de vacas flacas viene más que bien, y si es ante Huracán, mejor que mejor. San Lorenzo derrotó al Globo, como las estadísticas indican desde siempre y hasta la eternidad. Y eso se debió a que salió decidido a hacerlo por plena convicción. Pero además porque entendió la forma de hacerlo y no se salió del libreto.

¡TREMENDO ARRANQUE! El Pocho Cerutti sacudió de afuera y clavó el 1-0 de San Lorenzo en el clásico ante Huracán a los 2 minutos de partido.#LPFxTNTSports pic.twitter.com/ZpwSkADFry

— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) October 1, 2022

En la jerga del boxeo dicen que “quien pega primero, pega dos veces”, y eso fue lo que sucedió en el clásico barrial más desparejo de los que tengo conocimiento, y a través de un derechazo rasante del Pocho Cerutti. Apenas habían pasado un par de minutos y San Lorenzo ya se encontraba en ventaja. Y con esa tranquilidad que le otorga a cualquier equipo llegar al gol, sumado al aliento ensordecedor e incondicional del público más fiel, nada podría salir mal. Era cuestión de ser inteligentes y no cometer errores.

Dejando la vida en cada pelota, así transcurrió el primer capítulo donde el Ciclón manejó las acciones a discreción, y apenas recibió un disparo que Augusto Batalla atrapó sin sobresaltos. 1 a 0 y al descanso.

ESO YA SE HA VISTO. pic.twitter.com/Te0Hkd29gH

— San Lorenzo (@SanLorenzo) October 1, 2022

La segunda parte se inició prácticamente de la misma manera. Adam Bareiro reventó el travesaño con un tremendo remate que nos dejó el grito de gol atragantados. Sin embargo, esta nueva mojada de oreja envalentonó a Huracán a adelantarse e ir a quemar las naves. Había avisado Cóccaro en una jugada que terminó en gol pero que fue invalidada por posición adelantada. La visita siguió yendo al frente y consiguió que el conjunto azulgrana se replegara unos metros. Llegaron los cambios en ambos equipos y eso benefició al Ciclón que jamás vio peligrar su victoria. Huracán se limitó a tirar centros, y nada más. Nunca inquietó a Batalla, al contrario, hasta dio la sensación de que se pudo haber definido antes del cierre del juego.

Ganó el Ciclón y fue justicia, se celebró ante una incertidumbre eterna donde jamás sabremos ¿qué te pasa, Quemero?. La única certeza es que “hijos nuestros morirán”. Por algo les llevamos más de treinta partidos en el historial, por algo nos ganaron una sola vez desde que se inauguró el estadio aquel 16 de diciembre de 1993, y eso fue hace 21 años. Nada más que agregar, señor juez.