A Octavos mientras me Río de Janeiro

A San Lorenzo se le hizo cuesta arriba desde el vamos porque jamás encontró la manera de inquietar al Flamengo. No sólo porque careció de ideas y de juego sino también porque la visita, aún sin tener la posesión del balón, entendió cómo vulnerar al Ciclón y en la primera que tuvo a su favor la mandó a guardar. Esto ocurrió apenas transcurrido el primer cuarto del partido y cuando (tras un rebote de un córner) Rodinei ajustició a Navarro con un zapatazo raso y esquinado.

Con el resultado adverso y una eventual eliminación, el once de Aguirre salió decidido a retomar el empate que se le había escurrido de los dedos. No obstante, se obstinó en repetir las formas y chocó una y otra vez contra una muralla como lo era la defensa carioca. Aunque la visita sistemáticamente abusó de las infracciones, el Ciclón jamás pudo aprovechar la pelota parada para molestar al arquero Muralha quien hizo honor a su nombre y anuló cada acercamiento azulgrana. 

Y así se extinguió el capítulo inicial, con un 0-1 y la comprensible preocupación ante la necesidad de marcar por lo menos un gol castigó a San Lorenzo. El local se retiró a los vestuarios sin poder torcer el destino de un encuentro decisivo que de repente se había tornado chivo. 

En el complemento el argumento siguió siendo el mismo, ¿lo serían también las consecuencias? Los de Río de Janeiro tenían el pase a Octavos al alcance de su mano más allá de su victoria parcial en el Bidegain, también la sentenciaba el de Universidad Católica sobre el Paranaense en Chile. Pero Diego Aguirre se la volvió a jugar con su carta fetiche: Nahuel Barrios y el “Perrito” volvió a colaborar con la causa. Primero recuperó una pelota perdida y asistió a Angeleri para decretar el 1-1. Pero cuando las noticias llegadas desde el otro lado de la Cordillera determinaban la salida prematura del Ciclón, Fernando Belluschi -en tiempo agregado- desató la locura en el Bidegain.

Ganó San Lorenzo 2 a 1, avanzó q la siguiente fase y encima como líder del grupo. Seis triunfos al hilo, euforia, pasión, y un sinfín de emociones conjugadas que solamente entendemos los sanlorencistas. No puedo más, estoy exhausto. Se cumplió con el objetivo, se superaron escollos aún cuando todo parecía por la borda. Feliz es poco…