Jorge D'Alessandro: "La ilusión de mi vida es volver a Avenida La Plata"

Vive hace 45 años en España pero no se olvida de Argentina ni de sus raíces, con San Lorenzo marcándolo a fuego. Jorge D’Alessandro, arquero, integró varios equipos campeones de Boedo, con los Matadores como máximo exponente de esa etapa, aunque también formó parte del equipo que dio una nueva vuelta olímpica en 1972. Se formó en Avenida La Plata, pero su actualidad nos hace hablar de cómo se vive en España esta etapa nueva del coronavirus:”Fase 2 y 3 según la zona. La economía está tocada y se necesitaba volver a la rutina. Al comienzo se ha criticado mucho la pasividad que se tuvo al comienzo. Portugal y Grecia nos han dado una gran lección, ya que estuvieron mucho más acertados que España al cercar todo. Acá tardaron mucho y se hizo una bola imparable y se entró en un escenario imprevisto, teniendo consecuencias más duras”.

Como en prácticamente todo el mundo, en aquel país hay ansiedad para que vuelva a rodar la pelotita: “El fútbol es importantísimo acá. Es el mayor antídoto de cualquier problema que surja. La Liga está muy pendiente de los derechos televisivos y de esa manera quieren salvar la economía de los clubes y por eso acá se volverá en los próximos días a jugar de forma oficial“. (NdeR: la semana que viene se reanuda la Liga de España que tiene al Barcelona puntero).

En este contexto, todos los clubes de España reacomodan sus economías y su presente deportivo al covid, tal es el caso del Real Madrid, que jugará en su Ciudad Deportiva y no en el Bernabéu, teniendo en cuenta que su estadio principal está en obras de remodelación y para Jorge, el Merengue equivoca el camino: “Para mi le erran, porque ir a ese campo lo empareja ante sus rivales. Pierde mística. Hay que ver si se hace fuerte allí sin público, es como nosotros en el Gasómetro: hemos perdido, pero venías y se te hincaban las rodillas“.

Y si de Avenida la Plata se habla, Jorge tiene su historia: “Yo me tomaba el 215 verde (hoy el 15) en el año 1962 en la puerta de mi casa en Belgrano y me bajaba en el Gasómetro. Tengo todos recuerdos buenos, era algo increíble llegar a ese lugar“, comienza Jorge. “Francisco Doval me dijo que vaya a probarme. Llegué y me impactó todo. Hasta llegar al vestuario recorrías todas las instalaciones y eso te daba un gran sentido de pertenencia. En la primera prueba me ficharon y ahí cambió absolutamente mi vida: A San Lorenzo le debo absolutamente todo”.

Aquellos primeros días de ese purrete, aunque hayan pasado casi 50 años, D’Alessandro no los olvida: “En mi primer año, en 9na. División fuimos campeones de forma invicta: lo particular es que eran todos cracks pero llegué yo solo a Primera. Tuve la suerte de ser corpulento y eso me facilitó las cosas. Me subieron a Primera con edad de Séptima y debuté con 17 años, pero con Butticce e Irusta se me hizo dificil tener continuidad”. En ese entonces, San Lorenzo hacía jugar a sus divisiones menores en el mismísimo Gasómetro de Avenida La Plata, y es un recuerdo que Jorge no olvida: “Era impresionante jugar ahí. Siempre”.

Llegó el día esperado, el debut oficial en el arco del ciclón era cuestión de horas para aquel chico de Belgrano y con Juan Carlos “Toto” Lorenzo en el banco, apareció la oportunidad: “Él era como un padre para mi. Era un avanzado del fútbol, muy táctico, incluso a veces por exceso. Un ganador absoluto. Mi debut fue de repente: se lesionaron los arqueros y en el día me tuvieron que hacer el pasaporte. Mirá lo repentino que habrá sido que hasta viajé sin el uniforme del equipo. Ganamos 4-2 a Colo Colo, con 2 del Bambino Veira y un gran partido de Pedro Soma”.

Justamente Veira es 4 años más grande que D’Alessandro, y él veía en cada entrenamiento y partido a los Carasucias que el Bambino lideraba, pero lo acompañaban Doval, Areán, Casa y Telch y también los rememora junto a San Lorenzo Primero: “Yo era compadre de Doval, íbamos en su Fiat 1500 a los entrenamientos, ya que éramos prácticamente vecinos. Después de las prácticas o a la noche, nos encontrábamos con jugadores de otros equipos como Gatti (Boca) o de Chacarita, Huracán y River y nos divertíamos mucho, al igual que ellos 5 en la cancha. “Victorio ‘Manco’ Casa era una cosa excepcional. Mirá lo que habrá sido que después de perder el brazo siguió jugando, aunque perdió estabilidad y se le hizo más dificil”.

Poco tiempo después, se forjó un equipo inolvidable para el fútbol argentino y para San Lorenzo: Los Matadores, que fueron campeones invictos en 1968 y del cual D’Alessandro formó parte. De estos jugadores y de ese inolvidable conjunto, habla: “Esos entrenamientos eran fenomenales, majestuosos. Tim era un sabio. Si quisiera hablar de fútbol, lo reviviría para hablar con él. La frase de la ‘manta corta’ que tanto se habla ahora, se la escuché a Tim hace 52 años. Él daba un diagnóstico del rival, y en el entretiempo nos decía nuestras falencias y las del rival y ganábamos siempre (NdeR: San Lorenzo hizo 33 goles en los segundos tiempos y 16 en los primeros).

“Albrecht era un monstruo. No entrenaba jamás penales. Él decía que improvisaba y no daba pistas para que no le encuentren el truco. Él pateaba de todas las maneras y era prácticamente infalible. Tenía otra particularidad: No se masajeaba ni se vendaba. Tampoco usaba calzoncillos. Remera, short y medias bajas. Un fenómeno absoluto. Él saltaba y ganaba y si veía que perdía, cabeceaba la nuca del rival. Y sin dudas, Fischer fue decisivo en ese equipo, un enorme futbolista”. Por su parte, menciona cómo llegó el “Sapo” Villar al equipo y la transformación que tuvo para convertirse en el futbolista que más partidos jugó en la historia del club: “Lo trajeron en ese mismo año desde Uruguay. Era muy flaquito, no parecía jugador de fútbol pero la rompía de lateral y junto a Rendo hicieron una sociedad brutal”.

A esos Matadores campeones invictos, Jorge D’Alessandro los analiza más de 50 años después: “Fue una pena que el equipo termine diluyéndose y solo dure ese año. Se formó partido a partido. Concentrábamos pero con una libertad absoluta. Rendo se iba a dormir a su casa (estaba casado y lo tenía permitido por el DT). Ese grupo tenía muchas ganas de hacer historia. Para mi, las figuras de ese equipo fueron Albrecht, Rendo y Fischer“, y va más allá y sin titubear, dice: “Ese equipo de 1968 es el mejor equipo de la historia de San Lorenzo. El de 1972 era un gran equipo, muy estratega, de escuela europea gracias a Lorenzo (Juan Carlos, su DT) pero incomparable con los Matadores”.

Entre tantos enormes futbolistas con los que le tocó compartir plantel, D’Alessandro se detiene en Scotta y Sanfilippo: “Tengo una enorme amistad con el Gringo. Él era mediocampista en Unión y en esa posición llega a San Lorenzo. Pero en un partido le dijeron que se pare de ‘9’: ‘corra para adelante y patee, nada más’. Ahí empezó a jugar de delantero y se transformó en el enorme goleador que fue y ‘el Nene’ a mi me encantaba entrenar con él, era un fuera de serie. Aprendí todo lo que podía hacer un delantero teniéndolo todos los días de compañero”.

Pasando a su lugar de analista actual, que lo tiene varias veces por semana en el programa deportivo español “El Chiringuito”, San Lorenzo Primero le pregunta si el ciclón podría competir en la Liga de España y D’Alessandro no duda: “No, en lo absoluto. Ningún equipo argentino podrían competir acá. No salen entre los 5 primeros. En Argentina se retrocedió mucho en cuanto a saber qué hacer en cada momento del partido. Hemos copiado “lo malo de Europa” (sic) y perdimos la autenticidad del futbolista argentino que era el roce con el balón”.

Por último, habló de lo que representa el Gasómetro en la historia de San Lorenzo y el deseo de todo el club de poder sacar del medio nuevamente en Boedo, a lo que el ex arquero no titubeó: “La ilusión de mi vida es que San Lorenzo vuelva a Avenida La Plata. Hemos perdido la identidad. En el Bajo Flores se me cae el corazón. No debimos salir de allí. El Real Madrid tiene su estadio en la avenida más representativa de Europa y tal vez del mundo, que es la Avenida de las Castellanas. Entonces si el Madrid lo tiene, que alguien me explique por qué Buenos Aires se puede perder un estadio en el centro de la ciudad. Allí me formé como persona, deportista, padre de familia y ahora poder transmitirlo como abuelo, no podemos perder la oportunidad“. Y se sumó al deseo del Gringo Scotta y el Lobo Fischer, que quieren entrar de rodillas al nuevo estadio cuando éste sea una realidad: “Por favor. Haría el mayor esfuerzo del mundo con tal de no perderme eso y me sumaré a ellos. Poder entrar con mis hijos y nietos a ese lugar es algo que quiero vivir y ojalá se pueda dar”.

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