Igualdad con poco fútbol

San Lorenzo arrancó con buena actitud el encuentro, plantándose en campo rival y no permitiendo que Banfield cruce la mitad de la cancha en dominio de la pelota. Además, el ingreso de los Romero le dio una vitalidad que no tenía en el ataque. El dibujo táctico, 532, permitió que los laterales se peguen bien a la banda y puedan asistir a los extremos.

Con el correr de los minutos, esta interesante idea inicial de presión alta se fue desdibujando y el Ciclón empezó a ceder el protagonismo. Fue ahí donde el local, por suerte de manera infructuosa, tuvo las situaciones más claras de abrir el marcador. El equipo quedó totalmente partido, con el mediocampo y la defensa por un lado y los tres de arriba absolutamente desconectados. La chance más llamativa de Boedo fue gracias a un buen control y mejor remate de Siro Rosané, que desvió el arquero del Taladro al córner.

El trámite en el complemento fue similar, pero con la diferencia de que la presión en la parte de arriba de la cancha se mantuvo con el correr del tiempo. Banfield había tenido las más claras en la mitad inicial y el Ciclón las tuvo en el segundo, donde con más empuje que juego pudo meter la pelota en el área de Arboleda en varias ocasiones.

Los ingresos sirvieron, los jugadores demostraron otro semblante respecto de, por ejemplo, la caída ante Central Córdoba o el empate ante Huracán. Desde lo futbolístico, se vio otra idea respecto de algunos de los otros encuentros y no termina de quedar claro que es lo que busca Dabove, pero se rescató un empate ante un rival complicado y en la previa de, como lo definió Gino Peruzzi post partido, un partido que define el resto del año.