El plantel regresa para encarar el choque con Boca

El año entra en su recta final y San Lorenzo todavía tiene frentes para pelear: en la tabla anual está con vida para meterse entre los que clasificarán a la Copa Libertadores de América de la próxima temporada, mientras que en la Copa de la Liga está complicado para acceder entre los cuatro mejores. La gran ilusión es la Copa Argentina, pero antes hay una parada importante en lo futbolístico y anímico.

Se trata del compromiso con Boca, que debía jugarse este fin de semana y fue postergado al miércoles 8 de noviembre por la participación Xeneize en la final de la Copa Libertadores del próximo sábado. Con el torneo continental ya terminado, los dirigidos por Jorge Almirón visitarán el Nuevo Gasómetro para medirse con los de Ruben Darío Insua. Este compromiso será crucial para el Ciclón si todavía quiere pasar a cuartos del certamen doméstico y para la tabla anual.

Además, sería una prueba importante para conocer al rival en caso de que Boedo supere a Defensa y Justicia por la semifinal de la Copa Argentina, ya que el rival de turno podría ser uno de los dos contrincantes en la final del mencionado torneo, algo que desvela a los hinchas cuervos que sueñan con que el club de sus amores vuelva a levantar un trofeo.

Por lo pronto, el once para jugar con Boca es una verdadera incógnita. Insua parece estar conforme con el flamante 5-3-2 que dispuso en los últimos dos partidos, pero el cansancio de algunos jugadores como Adam Bareiro se nota cada vez más. Eso si, la postergación del partido ayudará a la recuperación tras la igualdad en el Eva Perón. Agustín Hausch volvió a entrar de buena manera, desequilibrando, y podría convertirse en una variante interesante para el complemento, mientras que se aguarda por saber el estado futbolístico de Gastón Ramírez y Carlos Auzqui, los dos jugadores que se quedaron afuera de la nómina para viajar a Junín.