El día que Marcelo Tinelli jugó en San Lorenzo

“Nunca imaginé que iba a ser dirigente. De chico soñaba con ser jugador de San Lorenzo. Tuve la posibilidad de debutar, aunque no toqué muchas pelotas”.

El currículum de Marcelo Hugo Tinelli tiene unas cuantas páginas y todas ellas esconden cientos de anécdotas. Ni siquiera llevaba una semana como vicepresidente primero del club cuando reveló que jamás se había proyectado en esa función: cada fin de semana que cruzaba el portón de Avenida La Plata al 1700 de la mano de su papá sólo se imaginaba correteando con los botines sobre la hierba.

Los años se encargaron de imprimirle realidad a esa postal. Así, con los pantalones holgados y el bolsito repleto de sueños, todos los martes, jueves y viernes se subía a algún bote que lo llevara por el Riachuelo hasta la Isla Maciel para alistarse en el semillero de San Telmo. Y su labor en la categoría ’60, donde se desempeñaba como lateral izquierdo, quedó impregnada en la memoria. Sobre todo, en aquel 1974 en el que conoció a Diego Armando Maradona y ni el propio Diez se permite olvidar.

El actual presidente de San Lorenzo no llegaba a los 15 de edad cuando, en la cancha de Racing y rodeado de hinchas, le tocó medirse frente a los Cebollitas en los Torneos Evita. “Nosotros teníamos un equipo que se llamaba Defensores de San Telmo, porque no te permitían llamarlo con el nombre de los clubes. Era la primera vez que salía en televisión”, relató MT hace unos años en VideoMatch. Y el triunfo parcial del Candombero se esfumó cuando un joven Pelusa sacó a relucir su jerarquía.

Para Tinelli, ese partido fue apenas el comienzo de una carrera que alcanzó a brillar en la Reserva de San Telmo junto a Ricardo Zielinski -hoy DT de Atlético Tucumán- y que siguió en Defensores de Belgrano. También tuvo un paso por San Juan Bautista de General Madariaga cuando su voz empezaba a hacerse conocida a través de Radio Rivadavia y los entrenamientos perdían terreno en su agenda.

Si bien decidió abocarse a los medios, el conductor televisivo nunca renunció a su sueño de jugar en Primera. Y en 2002 lo cumplió: Rubén Darío Insúa, quien iniciaba su aventura con el buzo de DT, lo invitó a formar parte de un amistoso en el Pedro Bidegain frente a Deportivo Español. Marcelo ingresó a los 22 minutos del complemento en lugar de Mariano Herrón y un cuarto de hora más tarde fue reemplazado por Rodrigo Astudillo, el punta que meses más tarde se convirtió en figura del primer equipo campeón de la Sudamericana.

¿Cómo terminó el partido? En un triunfo 5-1 del Ciclón con dos goles de Alberto Acosta, uno de Sebastián Saja desde el punto del penal, un grito de Carlos Cordone, otro de Lucas Pusineri y un recuerdo imborrable para Marcelo, quien volvió realidad la ilusión que lo acompañó toda su vida. “Tenía cosas de Maldini. Podía jugar de 2 o de 3. Un lateral con buena técnica, que salía mucho jugando. Era de revolear muy poco la pelota”, se describió durante una entrevista en Fox Sports.

Un año más tarde, en diciembre de 2003, el Cabezón volvió a divertirse sobre el césped del Nuevo Gasómetro como participante de la despedida del Beto Acosta. Esa tarde, donde duró un rato más en la cancha, jugó como central en el mismo equipo que que Néstor Gorosito, Pablo Michelini y Diego Capria. También estaban José Ramírez, Aldo Paredes, Diego Capria, Claudio Morel Rodríguez, Damián Luna, Ariel Carreño y, claro, el protagonista de la fiesta.

La historia que une a Marcelo Tinelli con San Lorenzo no sólo incluye las vivencias en la tribuna o sus triunfos en las urnas, que lo ratifican como directivo hace ya ocho años. También, a pesar de que no haya sido un partido oficial, significó su debut en la máxima categoría. Es una vida teñida de azulgrana.