Damián Luna: “A pesar de todo sigo sintiendo a San Lorenzo como mi casa”

Damián Luna llegó al club a los 9 años para jugar en los pre-infantiles, él jugaba al ‘baby’ Fútbol en el club Bristol de Parque Patricios y, gracias a su entrenador, arribó al Ciclón. “En ese momento no me gustaba la cancha de once, pero muchos de mis compañeros del baby empezaron a ir a Huracán y a Deportivo Español, fue ahí cuando se me dio la posibilidad de llegar a San Lorenzo”, le explicó a San Lorenzo Primero.

Ya en las inferiores el crecimiento fue exponencial, pasó de novena a octava, de ahí directamente a la sexta y finalmente a la reserva.

Debutó en primera con 17 años el 19 de septiembre de 2002 por Copa Sudamericana ante Monagas en Puerto Ordáz, Venezuela. El conjunto dirigido por Rubén Darío Insúa se impuso por 3-0 con goles de Cordone, Chatruc y Beto Acosta, el joven entró a los 15 del segundo tiempo en lugar de Leandro Romagnoli.

En el partido de vuelta, con Luna de titular, El Ciclón venció por 5-1 y accedió a los cuartos de final, dónde venció a La Academia. “Tuvimos que jugar una serie dura con Racing, en la altura con Bolivar y la final con Atlético Nacional”, analizó sobre la el recorrido en aquella Copa Sudamericana 2002.

“La final de ida se suspendió por un rato, Aldo (Paredes) estaba tirado en la camilla porque le habían tirado una bomba de estruendo al lado y nos hicieron volver a jugar. Un 4-0 de visitante en una final era algo que no esperaba nadie”, rememoró sobre la histórica goleada en Medellín.

“En la semana entre la ida y la vuelta no nos relajamos porque jugábamos con Independiente y no queríamos que dieran la vuelta en nuestra cancha, lamentablemente no pudimos pero lo importante era ganar la Sudamericana. El segundo partido fue bastante chato, ellos vinieron sin mucha motivación después del 0-4 y pudimos manejar el ritmo del partido”, explicó.

Además, remarcó la presencia de los chicos del club en ese plantel campeón: “Gonzalo Rodríguez tenía 18 años, Zabaleta y yo teníamos 17, fue muy especial ese torneo para nosotros. Era una mezcla muy buena de juventud y experiencia”.

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“Para mi la Copa Sudamericana fue el sueño del pibe: tenía 17 años y era campeón de un torneo internacional con un equipo grande”, definió Luna.

El 20 de febrero de 2005 ante Boca sufrió la rotura de meniscos, luego la de ligamentos cruzados y así culminó su etapa en San Lorenzo. Un chico del club, que era de las promesas más grandes de la cantera y estuvo muy cerca de ser transferido al Fútbol de Suiza se iba por la puerta de atrás. “Tuve mucha bronca con la gente que manejaba el club en ese momento, no me acompañaron y no se preocuparon por si yo necesitaba algo, estuve mucho tiempo sin contrato y me terminé yendo libre”, explicó Luna sobre su salida del Ciclón en 2006.

“Mi problema no era con San Lorenzo, era con los dirigentes de turno. Creo que se podrían haber comportado de otra manera para conmigo”, cerró. Tras su salida de Boedo, pasó por Independiente, Universidad Católica de Chile, Sao Caetano, Nueva Chicago, Los Andes, Defensor Sporting, Inti Gas de Perú, Kissamikos de Grecia, San Lorenzo de Alem y Fénix.

“Me movilizó mucho volver al club. No había pisado Ciudad Deportiva desde que me fui y volver a cambiarme en el vestuario de las juveniles me trajo muchos recuerdos”, contó emocionado. “En el Senior hay un lindo grupo y me recibieron de la mejor manera, jugué dos amistosos y justo cuando estábamos por arrancar el torneo llegó la pandemia”, puntualizó.

El gol de Damián Luna luego de una gran jugada y centro de Lucas Ramos. Excelente definición👏⚽️ pic.twitter.com/fi3vxfNayo

— San Lorenzo Senior🏆🏆🏆 (@SL_Senior) March 3, 2020

“Hoy no pienso en trabajar en el club, no tengo el curso de DT hecho y tampoco lo tengo en mente, pero no le cierro las puertas nunca a la posibilidad”, comentó sobre su futuro. “No volví a la cancha como espectador pero me gustaría hacerlo, quiero llevar a mi hija para que vea lo que es San Lorenzo”, confesó.

Por último, definió al club en una frase: “Volví después de 14 años y me volvió a hacer sentir como mi casa, fue como un divorcio y, ahora, una reconciliación. Nunca lo pude dejar del todo”.